El desvelamiento presupone el velo y la realidad, māyā es el velo que el apokalypsis desvela. Māyā es la diosa velada que se hace visible a través del mismo velo, que al cubrirla, la manifiesta. «A la naturaleza (physis) le gusta esconderse», dirá Heráclito, y Heidegger, dos milenios y medio después, hará todo un comentario sobre ese pasaje; “el poder (śakti) de Dios se esconde en sus mismas cualidades”, dirá una Upaniṣad; «Yahvé, ha dicho que quiere habitar en las tinieblas», afirmará la Biblia. Maya no sólo encubre la realidad, sino que al velarla la hace visible; el mundo es precisamente mundo porque en él el Ser no se manifiesta totalmente.
Recogemos esta expresión de Panikkar como marco del studium que nos proponemos llevar a cabo en tres cursos, con tres autores de lengua castellana: Hugo Mujica (Buenos Aires, 1942-), Eugenio Trías (Barcelona, 1942-2013) y Salvador Pániker (Barcelona, 1927-20).
Hugo Mujica (Buenos Aires 1942), estudió Bellas Artes, Filosofía, Antropología y Teología; estudios que vemos en una obra que abarca tanto la filosofía como la antropología, la narrativa, la mística, la poesía o la indagación estética.
Para mí la filosofía, y todo, no son más que narraciones en las que nos contamos, nos contamos para sabernos y nos vamos sabiendo contándonos… Filosofía y poesía son dos momentos, dos dimensiones de lo mismo, de lo único, lo que no llegamos a contar. Yo diría que la poesía es lo que penetra, adentra la realidad y, desde esa penetración, esa herida, mana el pensar, más lineal, más lejano a la fuente, o, la poesía tiene que ver con el origen, la filosofía con el inicio. La poesía es el manantial, la filosofía la deriva.
Una obra en la que late una intensa biografía: trabajar como obrero en una fábrica a los trece años; marcharse a los diecinueve en Estados Unidos con las manos en el bolsillo y sin saber inglés; pasar la década de los sesenta en el Greenwich Village como artista plástico; colaborar con Timothy Leary y Ralph Metzner en investigaciones sobre el LSD y la creación; participar en los movimientos antibelicistas y de los derechos de igualdad racial y sexual; tratar a Allen Ginsberg y compartir a su gurú, Swami Satchitananda, con quien convivió como discípulo un par de años; acudir al festival de Woodstock, «mi adiós al mundo», dijo; vivir siete años de silencio, como monje del orden trapense y donde conoció a Thomas Merton; empezar, desde este tráfico silencioso, a escribir; ordenarse sacerdote católico y hacer de párroco de una parroquia; dejar los hábitos para entregarse a la escritura, la poesía, la contemplación… Actualmente es uno de los referentes de los medios de comunicación y una de las figuras del pensamiento más reconocidas en su país.
De su obra, con alguna narración y una extensa obra poética, como ensayista destacamos: Origen y destino. De la memoria del poeta presocrático a la esperanza del poeta en la obra de Heidegger (1987), Kyrie Eleison. Una meditación cristiana (1991), Kénosis. Sabiduría y compasión en los Evangelios (1992), La palabra inicial. La mitología del poeta en la obra de Heidegger (1995), Poéticas del vacío. Orfeo, Juan de la Cruz, Paul Celan, la utopía, el sueño y la poesía (2002), Lo naciente. Pensando el acto creador (2007), La pasión según Georg Trakl. Poesía y expiación (2009), El saber del no saberse. Desierto, Cábala, el no-ser y la creación (2014), Dioniso. Eros creador y mística pagana (2016), La carne y el mármol. Francis Bacon y el arte griego (2018), Señas hacia lo abierto. Los estados de ánimo en la obra de Heidegger (2023).
Mis pensamientos no los construyo, los soy, me nazco en ellos, son el emergente de mi vida y, a la vez, es donde mi vida se dice y al decir, se conoce, ella misma se escucha pensarse, es decir, se mira en esas imágenes en las que se conceptualiza y en las que se expresa y trasciende en comunicación. Entonces no hay “construcción” sino acontecimiento; hay creación.
Para el trabajo de este curso hemos escogido, La palabra inicial. La mitología del poeta en la obra de Heidegger (1995), un libro de gran difusión, con varias ediciones y en diversas editoriales, en el que Hugo Mujica ha ido trabajando hasta la última de 2019. No es un libro sobre la obra de Heidegger, sino más bien un camino narrativo desde la obra de Heidegger hacia su figura arquetípica: el poeta. Es en la poesía donde todavía el lenguaje dispensa sentido; es dando la palabra al poeta como se puede escuchar la palabra inicial, la que inaugure el habitar poético. Hölderlin, Rilke, Goethe o René Char, entre otros poetas esenciales, son escuchados con el oído de Heidegger. Pero no sólo poetas, también Mujica penetra y explicita una voz mencionada por Heidegger desde su primer escrito hasta el final: la del maestro Eckhart, la de la mística esencial.
Un texto que se dirige tanto al neófito, ya que puede leerse desde dentro, es decir, sin necesidad de un conocimiento de la obra de Heidegger, como, por la originalidad y la riqueza de su aproximación, a quien ya conozca la obra del filósofo alemán.
Si dividiéramos el libro en dos partes, tendríamos que poner Umbral y Salto bajo la consigna de «deconstrucción». Deconstrucción que es un deshacer lo que encubre y recubre el sentido del Ser, las comprensiones y traducciones acumuladas y sedimentadas, que enmascara y asfixian el sentido originario del Ser. Un deconstruir que es un des-cubrir, un quitar lo que cubre, un abrir la posibilidad para que un nuevo despliegue del sentido del Ser acontezca, se dé. Desmantelamiento de la «metafísica», del pensamiento racional, objetivante, para que en el segundo díptico, Abismo y Celebración, ya encontremos «abierto el claro» donde pueda hablar el Ser, el espacio ontológico donde el poeta pueda darle y ser su voz.
La lectura complementaria propuesta es The Colossus of Maroussi (1941) de un Henry Miller que como otros muchos, desde Goethe, hará su viaje hacia los orígenes. Como huésped de Lawrence Durrell pisará Grecia en julio de 1939, y de su mano y con sus amigos poetas, Georgios Seferiadis (Yorgos Seferis) y George Katsimbalis (el Coloso de Marussi) que le introducirán en la obra de Cavafis, iniciará una peregrinación, hasta diciembre de 1939, por una tierra donde todavía se puede vivir el juego entre los mortales y los dioses, el cielo y la tierra: Corfú, Atenas, Delfos, Epidauro, Eleusis, Micenas, Creta…
Nunca había visto un cielo como aquél. Era magnífico. Me sentí completamente separado de Europa. Había entrado como un hombre libre en un nuevo reino. Grecia sigue siendo un recinto sagrado, y estoy convencido de que seguirá siéndolo hasta el fin de los tiempos. […] Trasladarse de un lugar a otro a Grecia es adquirir conciencia del drama fatal y conmovedor de la raza, en su ascensión de paraíso a paraíso. Cada parada es un jalón en el sendero marcado por los dioses. Hay estaciones para el reposo, para la oración, para la meditación, para la acción, para el sacrificio, para la transfiguración. En ninguna parte a lo largo del camino no se encuentra la inscripción FINIS.
Aquí encontraran el programa del seminario, en el que ponemos el texto, objeto de nuestro studium, en diálogo con los poetas que Heidegger escucha, en traducciones de poetas catalanes, con poesía de éstos mismos y de otros.
Podemos encontrar en la red diversas entrevistas, conferencias, diálogos, reportajes… por ejemplo: