Música y judaísmo

Un delicado recorrido musical y literario propuesto por el Maestro Jordi Savall a través de los 3.000 años de historia de Jerusalén, nos hace conscientes de que la gente del Mediterráneo somos una misma cultura porque tenemos una música en común. Esta no era, ni mucho menos, la percepción de Richard Wagner, que hacia 1850 mostró públicamente su opinión, escribiendo sobre la pretendida incapacidad absoluta de los judíos para expresar sentimientos o ideas, esto es, para componer e interpretar música (lean su texto El judaismo en la música).

Poco después, en el mismo entorno musical y cultural de centro Europa, Gustav Mahler, desde su propio interior creativo, se declaraba tres veces extranjero, precisamente por su condición de judío, entre otros: “bohemio entre austriacos; austríaco entre alemanes, y judío en el mundo”. Unos 30-40 años más tarde, cuando el mundo estaba sometido al horror nazi, en el gueto de Varsovia una cabaretista judía sobrevivió gracias a su talento para la música. Wiera Gran cantó durante meses acompañada al piano por W. Szpilman. Muchos años después y habiendo sobrevivido a aquella penuria, Wiera Gran murió, muy lejos de Varsovia, y sin haberse podido liberar de la acusación de colaboracionista. En la entrega de los últimos premios Príncipe de Asturias, Leonard Cohen, que ni se tiene ni es tenido por un “artista judío”, hizo surgir la voz del poeta extraordinario que es, y sorprendió al mundo con un improvisado relato, lleno de matices, y narrado a la manera tradicional judía.

Por todo ello, consideramos adecuado programar nuestro ciclo de conferencias en torno a la temática de la relación existente entre la “Música y el Judaísmo”, una relación antiquísima, cierta, prolífica y productiva, aunque no siempre aceptada, entendida y vista por todos de la misma manera.

Las conferencias del ciclo fueron las siguientes:

Aquí podrán obtener el programa completo de las conferencias.