Seminario Panikkar: In memoriam

Raimon Panikkar nos dejó en agosto de 2010. En septiembre, al inicio de un nuevo curso del Seminario, hicimos memoria, con una lectura de textos y un silencio compartido, en el claustro de la Facultad de Letras de esta universidad.

Entre Dios y el Cosmos
Fragmentos de Raimon Panikkar, Entre Déu i el Cosmos, Pagès, Lleida, 2006, p. 86-87.

¿Pensar en otra vida? Es posible. No sé nada, pero esto no es la vida eterna. Si vivo la vida eterna aquí y ahora, esta vida, en el momento en que muera, siempre será vida eterna.

¿Hay un «después de la muerte»? Que mi muerte me sobrevenga significa que mi tiempo se ha cumplido. Cuando se me ha acabado el tiempo, entro en el infinito o en la eternidad. Ahora bien, esta vida infinita no viene después de la vida finita: es la dimensión en profundidad de esta vida en sí. Por este motivo, si «ahora» no vivo mi resurrección, nunca la viviré, aunque tengo todo el tiempo de vida temporal para realizarla.

La eternidad no es más que la otra cara de la temporalidad. Aquel que no viva la eternidad en el momento presente no disfrutará más la vida eterna. San Juan lo pone en boca de Jesús: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). Esto es la resurrección: tiene lugar en ese mismo instante. Hay que descubrimos la Vida dentro de la vida.

Somos gotas de agua. ¿Qué le adviene a la gota de agua cuando me muero? La gota desaparece, cae en el piélago infinito del mar. Pero, ¿desaparecemos? ¿Y, qué somos exactamente, la gota de agua o bien el agua de la gota? Durante nuestra vida mortal, nos podemos realizar como agua, no sólo como gota.

El Sūtra del Corazón
Versión de Albert Parareda, Buda, el lotus blau, Barcanova, Barcelona, 2004, p. 159-161.

!Aquí, oh! Sariputra, la forma es vacío y el vacío mismo es forma. El vacío no se diferencia de la forma, la forma no se diferencia del vacío. Todo lo que tiene forma es vacío y todo lo que está vacío es forma. Esto mismo puede aplicarse a los sentimientos, las percepciones, los impulsos y la conciencia.

!Aquí, oh! Sariputra, todos los fenómenos se caracterizan por el vacío, ni son producidos ni detenidos, no son impuros ni inmaculados, no son deficientes ni completos. Así pues, oh! Sariputra, en el vacío no hay forma ni sensación ni percepción ni impulso ni conciencia. Ni ojo ni oído ni nariz ni lengua ni cuerpo ni mente. Ni formas ni sonidos ni olores ni sabores ni cosas que se puedan tocar ni objetos mentales. Ni elementos del órgano visual, ni ningún elemento de la conciencia mental. No hay ignorancia ni extinción de la ignorancia. No hay decadencia ni muerte ni extinción de la decadencia ni de la muerte. No hay sufrimiento ni causas del sufrimiento ni camino ni etapas. No hay facultad de conocer ni objetivos ni no-objetivos.

Así pues, oh! Sariputra, debido al estado de no persecución de objetivos … el iluminado vive sin pensamientos que lo distraigan, y al no estar distraído por los pensamientos, no tiene nada que le haga temblar, ha superado las preocupaciones y finalmente ha alcanzado el Nirvana.

Gate, gate, pāragate, pārasamgate, bodhisvāhā !: Suéltate, lárgate, lárgate más allá, déjate ir más allá totalmente. Oh, qué despertar! Aleluya!

Bhagavad-Gītā

Yo (Kṛiṣṇa) he nacido muchas veces, Arjuna, y muchas veces tú también has nacido. Yo conozco todas estas vidas, pero tú no. Yo soy no-nacido, el ātman eterno, el señor de todas las cosas; penetrando en mi naturaleza vengo a la existencia por maya. (IV, 5-6)

El Eterno impregna todo este inmenso universo y, por tanto, no puede ser destruido. Arjuna, tú piensas que eres tú quien mata y, tu víctima, cree que eres tú quien lo ha matado, y ambos estáis equivocados. Ni tú matas ni tu víctima ha sido matada porque no puede ser Occidente. El Eterno de un hombre no puede matar, el Eterno de un hombre no puede morir. Él nunca ha nacido y nunca muere. Él es para siempre. No-nacido y eterno, más allá del tiempo pasado o por venir, no muere cuando muere el cuerpo. (II, 17-20)

El hombre que en su acción encuentra silencio, y que ve que el silencio es acción, en todas sus acciones encuentra paz y alegría. (IV, 18-20)

Ofreceme tu corazón en todas tus acciones, y tómame como Fin supremo, Refúgiate en el yoga y reposa en Mi. (XVIII, 57).

Cant espiritual — Joan Maragall (1911)

Si el món ja és tan formós, Senyor, si es mira
amb la pau vostra a dintre de l’ull nostre,
què més ens podeu dar en una altra vida?
Per’xò estic tan gelós dels ulls, i el rostre,
i el cos que m’heu donat, Senyor, i el cor
que s’hi mou sempre… i temo tant la mort!
 Amb quins altres sentits me’l fareu veure
aquest cel blau damunt de les muntanyes,
i el mar immens, i el sol que pertot brilla?
Deu-me en aquests sentits l’eterna pau
i no voldré més cel que aquest cel blau.
Aquell que a cap moment li digué “-Atura’t”
sinó al mateix que li dugué la mort,
jo no l’entenc, Senyor, jo, que voldria
aturar a tants moments de cada dia
per fe’ls eterns a dintre del meu cor!…
O és que aquest “fer etern” és ja la mort?
Mes llavores, la vida, què seria?
Fóra, només, l’ombra del temps que passa,
i la il·lusió del lluny i del a prop,
i el compte de lo molt, i el poc, i el massa,
enganyador, perquè ja tot ho és tot?
 Tant se val! Aquest món, sia com sia,
tan divers, tan extens, tan temporal:
aquesta terra, amb tot lo que s’hi cria,
és ma pàtria, Senyor: i no podria
ésser també una pàtria celestial?
Home só i és humana ma mesura
per tot quant puga creure i esperar:
si ma fe i ma esperança aquí s’atura,
me’n fareu una culpa més enllà?
Més enllà veig el cel i les estrelles,
i encara allí voldria ésser-hi hom:
si heu fet les coses a mos ulls tan belles,
si heu fet mos ulls i mos sentits per elles,
per què acluca’ls cercant un altre com?
Si per mi com aquest no n’hi haurà cap!
Ja ho sé que sou, Senyor; pro on sou, qui ho sap?
Tot lo que veig se vos assembla en mi…
Deixeu-me creure, doncs, que sou aquí.
I quan vinga aquella hora de temença
en què s’acluquin aquests ulls humans,
obriu-me’n, Senyor, uns altres de més grans
per contemplar la vostra faç immensa.
Sia’m la mort una major naixença!

tat tvam asi (‘eso eres tu’)

Chāndogya Upaniṣad VI,14

Om Śānti, Śānti, Śānti.